Las denuncias por violencia de género en la Comunidad alcanzaron un máximo histórico en 2022, según un informe elaborado por el Observatorio de la Vulnerabilidad de la Fundación Adecco en colaboración con 27 empresas. En el primer semestre de 2023, se registraron 1.688 denuncias, lo que supone un aumento del 16,98% en comparación con el mismo periodo del año anterior, cuando se contabilizaron 1.443.
Estos datos revelan una tendencia ascendente en el número de denuncias por violencia de género en las Islas, con un total de 7.000 en 2022, un 10% más que el año anterior y un 23% más que en 2020. En lo que va de 2023, se ha registrado un incremento del 17%. A nivel nacional, se han registrado 41.765 denuncias en el primer semestre del año, un 10,92% más que en el mismo periodo de 2022.
En cuanto a las comunidades autónomas, se destaca el aumento significativo en las denuncias por violencia de género en Navarra (56,5%), Extremadura (33,4%) y Castilla y León (25,6%). Las conclusiones del informe se basan en una encuesta a 350 mujeres desempleadas que están superando un proceso de violencia de género y buscan empleo, complementada por cifras de fuentes oficiales.
Según el informe, la violencia de género afecta negativamente a la vida laboral de las mujeres, con un 70% de las encuestadas manifestando que la violencia mermó sus oportunidades laborales. Esto puede deberse a la falta de seguridad y confianza para buscar empleo (65% de los casos) o forzadas por su pareja a dejar su trabajo (35%). Además, la violencia de género puede erosionar la autoestima de las mujeres y hacerlas sentir incapaces o no cualificadas para el mundo laboral.
El estudio también señala que las mujeres encuestadas sufrieron un control severo por parte de su agresor, a través de amenazas, manipulaciones e incluso violencia física, lo que las obligó a dejar su trabajo. Esto resultó en un mayor aislamiento social y un refuerzo de la posición de poder del agresor. Además, más de la mitad de las encuestadas lleva más de un año en situación de desempleo.
Las mujeres que sufren violencia de género se enfrentan a varios obstáculos para encontrar empleo, como la inseguridad y la falta de autoestima, el temor a ser localizadas por su agresor en el lugar de trabajo, la incompatibilidad de horarios con las responsabilidades familiares, la falta de acceso a medios digitales para buscar empleo y el desconocimiento de estrategias de búsqueda de empleo.
Esta situación expone a estas mujeres a un mayor riesgo de pobreza y exclusión social. De hecho, casi todas las encuestadas manifiestan dificultades para llegar a fin de mes, con un 68,4% que lo hace "con mucha dificultad" y un 28,9% "con dificultad". Ante la urgencia de cubrir gastos esenciales, un 64,2% se plantea trabajar de forma irregular, sin estar dadas de alta en la Seguridad Social.
El informe también revela que cerca del 75% de las encuestadas prefieren no comunicar su situación de violencia de género en las entrevistas de trabajo, por temor a ser descartadas debido a estereotipos y prejuicios asociados a las mujeres víctimas. Solo el 27,3% restante considera necesario revelarlo por cuestiones de seguridad.