 
                                        El Archipiélago de Cabrera, situado al sur de Mallorca, es uno de los lugares más especiales de las Islas Baleares. Protegido como Parque Nacional desde 1991, este conjunto de islas y rocas es el hogar de numerosas especies animales y vegetales endémicas de la zona. Pero además de su riqueza ecológica, el Archipiélago de Cabrera esconde una fascinante historia que merece ser contada.
No se sabe con exactitud cuándo se produjo la llegada de los primeros pobladores al Archipiélago de Cabrera, pero se cree que esto ocurrió hace unos 3.000 años. Los primeros habitantes eran probablemente navegantes y pescadores fenicios, griegos y romanos. La isla era conocida por su riqueza en pescado y otras especies marinas, por lo que se convirtió en un importante punto de intercambio comercial.
Con el tiempo, el Archipiélago de Cabrera se fue poblando cada vez más. Se construyeron fortificaciones y torres de vigilancia para proteger la isla de los ataques piratas que eran muy frecuentes en aquellos tiempos. También se cultivó la tierra, se plantaron olivos y campos de trigo.
A partir del siglo XVII, el Archipiélago de Cabrera comenzó a sufrir los ataques de los corsarios, que veían en la isla un lugar estratégico para sus operaciones. En aquella época, la isla estaba habitada por unos pocos pescadores y pastores, por lo que la defensa era muy débil.
Los ataques corsarios se sucedieron durante varias décadas, saqueando y destruyendo los pocos edificios que había en la isla. La población se redujo drásticamente y la isla quedó abandonada durante muchos años.
En el siglo XIX, el Archipiélago de Cabrera volvió a cobrar importancia estratégica debido a su situación en el Mediterráneo. En 1808, durante la Guerra de la Independencia, la isla fue ocupada por tropas francesas que la utilizaron como base militar.
Más tarde, en 1916, el Gobierno español decidió crear un presidio en la isla para alojar a prisioneros de guerra coincidiendo con la Primera Guerra Mundial. El presidio estuvo en activo hasta 1939 y durante ese tiempo, la isla fue poblada por los reclusos y sus familias.
En 1986, se anunció la creación del Parque Nacional del Archipiélago de Cabrera. Fue el primer Parque Nacional marítimo-terrestre de España. El objetivo era proteger la riqueza ecológica de la zona y garantizar la conservación de las especies endémicas que habitan en la isla.
Desde entonces, la isla ha sido objeto de intensos trabajos de restauración, recuperando edificios históricos, mejorando los senderos y creando nuevos puntos de interés.
El Archipiélago de Cabrera se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de las Islas Baleares. Los visitantes pueden disfrutar de la naturaleza en estado puro a través de diferentes rutas de senderismo. A lo largo de la isla se encuentran varias playas y calas, algunas de ellas de difícil acceso, lo que las hace aún más especiales.
Además, desde el puerto de Colonia de Sant Jordi, en Mallorca, salen barcos que llevan a los visitantes hasta la isla para pasar el día allí. Este tipo de turismo está muy controlado para preservar la ecología de la zona y garantizar su conservación.
El Archipiélago de Cabrera es una muestra de la rica historia que tienen las Islas Baleares. Desde los primeros pobladores hasta la creación del Parque Nacional, la isla ha vivido momentos de gloria y también momentos duros. Ahora, gracias a la protección del Parque Nacional, la isla está segura y se está recuperando. Es un lugar especial para disfrutar de la naturaleza y aprender sobre la historia y la cultura de Baleares.