La creación del Reino de Mallorca es un acontecimiento histórico de gran importancia en la Edad Moderna de las Islas Baleares. Para entender cómo surgió este reino, es necesario analizar los antecedentes que lo llevaron a crearse. En la Edad Media, Mallorca formaba parte del Reino de Aragón, que incluía también a Cataluña y Valencia. Sin embargo, a medida que la Corona de Aragón fue expandiendo su territorio por el Mediterráneo, surgieron tensiones internas que llevaron a la separación de Mallorca.
La conquista de Mallorca por parte de Jaime I de Aragón en 1229 fue un momento clave en la historia de la isla. Tras la toma de la isla, se llevó a cabo una repartición de tierras entre la nobleza aragonesa que había participado en la conquista. Esto sentó las bases para la futura creación del Reino de Mallorca, ya que se estableció una estructura de poder local que diferenciaba a la isla del resto de territorios de la Corona de Aragón.
En 1276, durante el reinado de Jaime II de Mallorca, se produjo la independencia de la isla respecto al Reino de Aragón. Jaime II fue proclamado rey de Mallorca y se creó así el nuevo territorio con su propia identidad política y administrativa. La coronación de Jaime II como rey de Mallorca marcó el inicio de una nueva etapa para la isla, que comenzó a desarrollar una cultura y una economía propias.
Tras su creación, el Reino de Mallorca experimentó un periodo de consolidación y expansión. Las relaciones diplomáticas con otros reinos mediterráneos permitieron a Mallorca establecer alianzas comerciales beneficiosas que impulsaron su economía. Además, la isla se convirtió en un importante centro cultural y artístico, con la construcción de iglesias, palacios y universidades que todavía perduran en la actualidad.
A pesar de su relativo éxito inicial, el Reino de Mallorca también tuvo que hacer frente a numerosos conflictos internos y externos que debilitaron su posición. Las disputas por el trono y las tensiones con la Corona de Aragón llevaron a una paulatina decadencia del reino, que finalmente fue conquistado por Pedro IV de Aragón en 1344. A partir de ese momento, Mallorca volvió a formar parte de la Corona de Aragón y perdió su autonomía política y administrativa.
A pesar de su corta existencia, el Reino de Mallorca dejó un importante legado histórico en la isla. La creación de esta entidad política supuso un hito en la historia de Baleares y marcó el inicio de una etapa de esplendor cultural y económico. Las construcciones y monumentos erigidos durante este periodo, así como las tradiciones y costumbres desarrolladas, siguen siendo parte fundamental de la identidad mallorquina. El Reino de Mallorca es, por tanto, un capítulo clave en la historia de las Islas Baleares que merece ser recordado y estudiado.