La dominación aragonesa en las Islas Baleares comenzó en el siglo XIII, cuando Jaime I de Aragón conquistó Mallorca, Menorca e Ibiza. Antes de la llegada de los aragoneses, las islas habían estado bajo dominio musulmán durante varios siglos, siendo parte de al-Ándalus. La conquista de las Baleares por parte de Jaime I formó parte de la Reconquista cristiana en la península ibérica.
Jaime I era conocido por su habilidad como conquistador y estratega militar, y su victoria en las Baleares le otorgó un importante prestigio tanto en la Corona de Aragón como en el resto de Europa. La conquista de las islas también significó un paso importante en la expansión del reino aragonés en el Mediterráneo occidental.
Una vez conquistadas las islas, Jaime I estableció un sistema de gobierno aragonés en las Baleares. Se creó un sistema de administración que incluía la figura del virrey, que representaba al rey en las islas, así como diversos cargos administrativos y militares. La administración aragonesa se basaba en el respeto a las leyes y costumbres locales, lo que permitió una cierta autonomía a las islas.
Además, Jaime I promovió la repoblación de las islas con colonos catalanes y aragoneses, lo que contribuyó a la expansión de la cultura y la lengua catalana en las Baleares. La introducción de nuevas instituciones y prácticas administrativas también tuvo un impacto significativo en la organización social y económica de las islas.
La dominación aragonesa en las Baleares tuvo un impacto importante en la economía de las islas. Durante este período, se establecieron importantes rutas comerciales en el Mediterráneo occidental, lo que favoreció el comercio marítimo y el desarrollo de la industria naval en las islas. Mallorca, en particular, se convirtió en un importante centro comercial y financiero en la región.
La agricultura y la pesca también fueron sectores clave de la economía balear durante la dominación aragonesa. Se introdujeron nuevas técnicas agrícolas y se fomentó la producción de productos como el vino, el aceite y los cítricos. La pesca también experimentó un importante crecimiento, especialmente en Menorca e Ibiza.
La Iglesia desempeñó un papel crucial en la vida política y social de las Baleares durante la dominación aragonesa. La conquista de las islas por parte de Jaime I había sido justificada en parte por razones religiosas, y la Iglesia desempeñó un papel importante en la colonización y evangelización de las islas.
Se construyeron numerosas iglesias, monasterios y conventos en las Baleares durante este período, lo que contribuyó al enriquecimiento del patrimonio religioso y cultural de las islas. La influencia eclesiástica también se reflejó en la educación y la asistencia social, con la creación de escuelas, hospitales y otras instituciones religiosas.
La dominación aragonesa en las Baleares coincidió con un período de gran desarrollo cultural y artístico en las islas. Mallorca, en particular, se convirtió en un importante centro de actividad artística, con la presencia de destacados artistas, arquitectos y escritores.
Se construyeron numerosos edificios religiosos y civiles durante este período, como la Catedral de Mallorca y el Palacio Real de la Almudaina. La influencia de la arquitectura gótica aragonesa se reflejó en la construcción de numerosas iglesias y palacios en las islas.
El dominio aragonés también tuvo un impacto en la lengua y la cultura de las Baleares. La introducción del catalán como lengua administrativa y literaria contribuyó a la consolidación de la lengua en las islas, que se convirtió en la lengua predominante en la región.
Además, la influencia de la cultura catalana se reflejó en la literatura, la música y las artes plásticas de las Baleares durante la dominación aragonesa. Numerosos autores y artistas balears se inspiraron en la tradición cultural catalana, lo que contribuyó al enriquecimiento de la cultura local.
La dominación aragonesa en las Baleares dejó un legado duradero en la historia y la cultura de las islas. La introducción de nuevas instituciones políticas y económicas, así como la promoción de la lengua y la cultura catalana, contribuyeron a la consolidación de la identidad balear.
Además, el desarrollo de la arquitectura, la literatura y las artes durante este período tuvo un impacto significativo en la imagen de las Baleares como un importante centro cultural en el Mediterráneo occidental. El legado de la dominación aragonesa sigue siendo visible en la arquitectura, la gastronomía y las tradiciones culturales de las islas hasta el día de hoy.