La Guerra Civil Española fue un conflicto que tuvo lugar en España entre el 17 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939. Este enfrentamiento fratricida tuvo sus raíces en la profunda división política y social que se había gestado en el país durante las décadas anteriores. Por un lado, estaban los republicanos, que representaban a un frente amplio de fuerzas progresistas que buscaban modernizar España y establecer un sistema democrático. Por otro lado, se encontraban los nacionalistas, liderados por el general Francisco Franco, que querían restaurar un régimen autoritario y tradicionalista.
Las causas que desencadenaron la Guerra Civil Española fueron múltiples y complejas. Una de las principales fue la profunda crisis económica y social que afectaba a España en aquellos años, con altas tasas de desempleo, pobreza y desigualdad. A esto se sumaba la crisis política, con un sistema democrático frágil y una monarquía desacreditada. Además, la polarización ideológica entre derecha e izquierda, así como la creciente radicalización de ambos bandos, contribuyeron a exacerbar las tensiones y llevar al país al borde del abismo.
La Guerra Civil Española se inició con un levantamiento militar contra el gobierno legítimo de la República, que rápidamente se extendió por todo el país. Durante los primeros meses del conflicto, los nacionalistas lograron hacerse con el control de gran parte de España, mientras que los republicanos resistieron en algunas zonas urbanas y en regiones como Cataluña y Euskadi.
La Guerra Civil Española tuvo un impacto significativo en las Islas Baleares, especialmente en Mallorca, la isla más grande del archipiélago. En julio de 1936, pocas semanas después del inicio del conflicto, las fuerzas nacionalistas se hicieron con el control de Mallorca tras derrotar a las tropas leales a la República en la Batalla de Mallorca. Este hecho marcó el comienzo de la presencia franquista en las Islas Baleares y tuvo graves consecuencias para la población civil.
La Guerra Civil Española tuvo un profundo impacto en las Islas Baleares, tanto a nivel político como socioeconómico. La presencia de las fuerzas franquistas en Mallorca provocó la represión de los opositores al régimen, así como la persecución de aquellos que defendían la legalidad republicana. Además, la guerra interrumpió la actividad económica en las islas, provocando escasez de alimentos y otros productos básicos.
Una de las consecuencias más trágicas de la Guerra Civil en Baleares fue la represión y la censura impuestas por las autoridades franquistas. Miles de personas fueron detenidas, encarceladas o ejecutadas por sus ideas políticas o por su apoyo a la República. La libertad de prensa fue suprimida y se impuso una férrea censura sobre cualquier forma de expresión contraria al régimen. Esta situación de represión y miedo perduró durante muchos años después del fin de la guerra.
Aunque la Guerra Civil Española terminó oficialmente en 1939, su legado perduró durante décadas en las Islas Baleares. La represión franquista dejó heridas profundas en la sociedad balear, que tardaron años en cicatrizar. Además, la división política y social generada por el conflicto se mantuvo latente durante mucho tiempo, afectando las relaciones interpersonales y la convivencia en las islas.
Con el fin de la dictadura franquista en 1975, España inició un proceso de transición hacia la democracia que incluyó la apología de los valores democráticos y el reconocimiento de las víctimas del franquismo. En Baleares, este proceso fue lento pero progresivo, y en las últimas décadas se han realizado numerosos actos de memoria histórica para recordar a las personas que sufrieron la represión durante la Guerra Civil y la posguerra.