Pollentia fue una antigua ciudad romana ubicada en la isla de Mallorca, en lo que hoy en día se conoce como Alcúdia. Su estratégica ubicación en el noreste de la isla la convirtió en un importante centro político, económico y cultural durante la época romana.
La historia de Pollentia se remonta al año 123 a.C., cuando fue fundada por el cónsul romano Quinto Cecilio Metelo. La ciudad surgió como un campamento militar para proteger la isla de posibles invasiones y se convirtió rápidamente en un importante enclave comercial en la región.
Con el paso de los años, Pollentia experimentó un rápido crecimiento y se convirtió en una próspera ciudad romana. Sus calles estaban pavimentadas con grandes losas de piedra, contaba con un sistema de alcantarillado y acueductos, y sus edificios públicos reflejaban la riqueza y el poderío de la ciudad.
En su apogeo, Pollentia llegó a convertirse en la capital política de la isla de Mallorca y en un importante centro administrativo del Imperio Romano en la región. Desde aquí se gestionaban los asuntos gubernamentales, se impartía justicia y se administraba la economía de la ciudad y sus alrededores.
La importancia de Pollentia como ciudad romana se reflejaba en su estrecha relación con la capital del imperio. La ciudad enviaba representantes al Senado romano, se adhería a las leyes y costumbres romanas, y recibía la protección de las legiones romanas estacionadas en la región.
La economía de Pollentia se basaba principalmente en el comercio y la agricultura. La ciudad contaba con un puerto marítimo desde el cual se exportaban productos locales como vino, aceite de oliva, trigo y cerámica a otros puntos del Mediterráneo.
Los campos circundantes a la ciudad eran fértiles y productivos, lo que permitía a los habitantes de Pollentia cultivar una amplia variedad de cultivos. La introducción de nuevas técnicas de cultivo por parte de los romanos aumentó la productividad agrícola y contribuyó al crecimiento económico de la región.
La importancia de Pollentia en la época romana también se reflejó en su rica vida cultural. La ciudad contaba con importantes templos, monumentos y edificios públicos que todavía hoy en día son testigos de su esplendor pasado.
Los romanos dejaron una profunda huella en la arquitectura de Pollentia, con la construcción de templos, anfiteatros, termas y acueductos que testimonian el alto nivel de desarrollo alcanzado por la ciudad. Las esculturas, pinturas y mosaicos encontrados en la ciudad son muestra de la sofisticación artística de la época.
La religión ocupaba un lugar central en la vida de los habitantes de Pollentia, que rendían culto a dioses romanos como Júpiter, Juno y Marte. Los templos y altares dedicados a estas deidades eran lugares de peregrinación y celebración para los ciudadanos.
A pesar de su importancia en la época romana, Pollentia comenzó a declinar en el siglo V d.C. Las invasiones bárbaras, las crisis económicas y las epidemias provocaron el abandono gradual de la ciudad por parte de sus habitantes, que buscaron refugio en zonas más seguras del interior de la isla.
El redescubrimiento de Pollentia se produjo en el siglo XVIII, cuando los primeros arqueólogos comenzaron a excavar en la zona en busca de vestigios de la antigua ciudad romana. Desde entonces, se han realizado numerosas excavaciones que han sacado a la luz importantes hallazgos arqueológicos que arrojan luz sobre la vida en Pollentia durante la época romana.
Hoy en día, Pollentia es un importante yacimiento arqueológico que atrae a turistas y estudiosos de todo el mundo. Sus ruinas son testigos mudos de un pasado glorioso y nos recuerdan la importancia de esta antigua ciudad romana en la historia de Mallorca y del Mediterráneo occidental.