Prohens gana en Baleares y necesita el apoyo de Vox para conseguir la mayoría.
El Partido Popular ha conseguido ganar las elecciones autonómicas en Baleares, con 25 escaños en el Parlamento balear, nueve más que en 2019. A pesar de esto, necesitarán el apoyo de Vox -tercera fuerza en estas elecciones- para gobernar.
La líder del partido en Baleares, Margalida Prohens, durante la campaña electoral, se ha distanciado de que haya un posible pacto con el partido de Santiago Abascal, que ha conseguido 8 escaños en las Islas (cinco más que en 2019). Prohens necesitará el apoyo de esta formación para alcanzar la mayoría en la Cámara balear. Por lo que el líder de Vox en Baleares, Jorge Campos, ha tendido la mano a negociar con el Partido Popular, según ha declarado este domingo en rueda de prensa.
El PP no solo ha ganado el Parlamento, sino que también ha sido la fuerza más votada en los Consells Insulars y en los municipios baleares, al ser el partido que más concejales acumula, con un total de 357, frente a los 265 que logró en las elecciones de 2019.
Ante todo esto, Margalida Prohens ha comparecido ante los medios de comunicación y ha destacado que "no existe una mayoría alternativa". "Los ciudadanos quieren que gobierne el Partido Popular y el PP gobernará en las principales instituciones de Baleares", ha declarado.
Por su parte, la líder socialista, Francina Armengol, ha lamentado "la ola de derecha y extrema derecha" que arrojan los resultados electorales en la comunidad, prometiendo liderar una oposición "firme y comprometida".
En cuanto a Unidas Podemos, ha pasado de seis escaños en la Cámara balear a uno, por lo que la número 1 en sus listas al Parlamento, Antònia Jover, ha lamentado no haber podido "revalidar la confianza con la ciudadanía".
Por otro lado, Ciudadanos desaparece del Parlamento balear, su portavoz nacional y candidata al Govern, Patricia Guasp, ha declarado que le "cuesta creer" y le "decepciona y entristece que no haya un cambio desde el centro". CS, que mantiene un solo regidor en Sant Joan de Labritja, en Ibiza, ha considerado "muy mala noticia para Baleares que no haya un centro fuerte".