El implicado en el caso Cursach admite haber mentido en la Audiencia y acepta condena de dos años y medio.
En una sorprendente vuelta de tuerca en el caso Cursach, el antiguo testigo protegido número 26, un trilero del Arenal, ha admitido en la Audiencia Provincial que sus declaraciones incriminatorias hacia el empresario Bartolomé Cursach eran falsas. Este jueves, aceptó una condena de dos años y medio de prisión por mentir deliberadamente en sus acusaciones.
El testigo reconoció haber fabricado testimonios, acusando a Cursach y al exdirector del Grupo empresarial, Bartolomé Sbert, de tráfico de drogas en sus locales y de corrupción con sobornos a policías a través de sexo, drogas y alcohol.
En una audiencia matutina en la Sección Segunda de la Audiencia, la defensa, liderada por el abogado Llorenç Gomila, logró un acuerdo con la Fiscalía y las acusaciones particulares. Participaron el fiscal Anticorrupción Juan Carrau y los abogados Enrique Molina y Antonio Martínez, representantes de Cursach y Sbert, respectivamente.
En base a este convenio, el testigo admitió su culpa, aceptando una pena de seis meses de cárcel y una multa de 90 euros por falso testimonio, y dos años de prisión por dos delitos de detención ilegal, en calidad de cómplice necesario. Se le aplicaron dos atenuantes: por confesión y por adicción a sustancias estupefacientes.
A pesar de la sentencia, el hombre no entrará en prisión, ya que se le concedió la suspensión de la pena por cinco años, siempre y cuando pague una multa de 240 euros.
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