La Audiencia Provincial de Palma ha emitido una sentencia condenatoria de dos años y un día de prisión contra Pere Barceló, exrector de Can Picafort, por haber cometido abusos sexuales contra una menor de entre seis y siete años. Este caso ha despertado una gran atención pública debido a la naturaleza de los hechos, que se produjeron durante clases de catequesis y han sido catalogados por el tribunal como indiscutiblemente sexuales.

Según el Tribunal Superior de Justicia de Baleares, las juezas han establecido también una orden de alejamiento de 500 metros que prohíbe al condenado comunicarse con la víctima durante cinco años y medio. Adicionalmente, se impone una indemnización de 15.000 euros, con la Diócesis de Mallorca considerada responsable civil subsidiaria en caso de que el excura no pueda hacer frente a su obligación económica.

El tribunal ha dejado claro en su fallo que hay pruebas suficientes que desmantelan la presunción de inocencia de Barceló, destacando la verosimilitud de la declaración de la víctima. Los sucesos, que ocurrieron entre 2007 y 2008, han sido descritos en la sentencia como evidentes abusos, pues el acusado realizó tocamientos indebidos a la menor mientras ella se encontraba en una posición vulnerable, al ser la única en su cercanía durante la clase.

La decisión judicial subraya que la falta de consentimiento de la niña es incuestionable dado su corta edad y la clara “posición de superioridad” del exrector. Además, el tribunal señala que Barceló se aprovechó de la disposición física del aula para asegurarse de que sus acciones pasaran desapercibidas por el resto de los niños.

A pesar de la gravedad de las acusaciones, el tribunal no encontró elementos probatorios que confirmaran que los abusos incluyeran penetración. Por el momento, esta sentencia no es definitiva y se puede apelar ante la Sala de lo Civil y lo Penal del TSJIB.

El juicio, que tuvo lugar a finales del mes de junio, se centró en los sucesos ocurridos en la parroquia Asunción de María. Aunque el fiscal solicitó una pena de diez años, la condena se redujo debido a atenuantes por dilaciones en el proceso. También se había pedido una indemnización mayor y una orden de alejamiento de dos décadas.

Durante las audiencias, la víctima relató momentos angustiosos en los que el sacerdote abusaba de ella mientras tomaba lista. Barceló, sin embargo, ha mantenido su inocencia, cuestionando la credibilidad de la denunciante y sugiriendo que su historia era ficticia.

Este no es el primer encuentro de Barceló con la justicia, ya que en 2016 fue condenado a seis años de prisión por haber abusado de otra menor en un caso que fue igualmente atroz, donde la víctima tenía solo diez años. Aquel juicio fue estremecedor, y la joven dio testimonio de episodios de violencia y coerción, marcando su vida de manera profunda.

Tras el escándalo, la iglesia tomó medidas cautelares y suspender al exrector en 2011, llevando adelante un procedimiento canónico que resultó en su expulsión del estado clerical, aplicando la máxima sanción posible dentro de su jurisdicción.