En una reciente sesión del Parlament, el diputado del PSOE, Marc Pons, lanzó fuertes críticas al vicepresidente del Govern, Antoni Costa, por el sorprendente giro en la relación entre el ejecutivo y Vox. Pons observó que, en un breve lapso de tres semanas, la postura del Govern pasó de solicitar la dimisión de la portavoz de Vox, Manuela Cañadas, a entregarle el control de las consellerias de Turismo y Territorio.

Durante su intervención en el pleno, el también conseller de economía, Antoni Costa, respondió que comprende el descontento de Pons. Con un tono irónico, sugirió que hace poco el grupo socialista temía una crisis inminente, pero que ahora se están ajustando a la idea de permanecer en la oposición por un tiempo prolongado.

Pons continuó su discurso subrayando la necesidad de un análisis claro sobre la situación política actual del Govern. Recordó que, hace solo unas semanas, la presidenta del partido, Marga Prohens, exigía la dimisión de Cañadas, pero que, hasta el momento, esta continúa en su cargo, y destacó que no se prevén aumentos en el impuesto de turismo sostenible ni en el canon del agua, lo que contrasta con sus recientes advertencias.

El diputado socialista enfatizó la rapidez con que se ha transitado de exigir la dimisión de Cañadas a entregarle el control de aspectos clave del gobierno balear. Se preguntó quién se encargará del interés general, ahora que percibe una pérdida de moderación política en el ejecutivo.

Por su parte, Costa no se dejó llevar por la controversia y se centró en la responsabilidad de abordar la crisis de vivienda en las islas. Argumentó que, tras una década de incrementos en los precios de la vivienda, el Govern debía optar entre engañar a la ciudadanía, como a su juicio hizo el Pacte, o enfrentar el problema de manera honesta, opción que asegura que su actual gobierno está buscando implementar.