La ciudad de Palma se encuentra en el centro de un debate urbanístico que podría transformar su futuro de manera radical. Según informes de MÉS per Palma, la reciente propuesta de leyes destinadas a proyectos residenciales estratégicos podría dar la bienvenida a entre 255.000 y 380.000 nuevos habitantes, elevando considerablemente la población de la ciudad.
En una rueda de prensa llevada a cabo este lunes, Neus Truyol, portavoz del grupo ecosoberanista en el Consistorio local, alertó sobre las implicaciones de esta normativa, que contempla la construcción en 1.742 hectáreas de tierras actualmente consideradas como suelos rústicos. Este cambio de uso podría reinterpretar el paisaje urbano de Palma de manera drástica.
El proyecto de ley, que se prevé sea ratificado en las próximas semanas por el Parlament con el respaldo del PP y Vox, permitirá que crezca el área urbanizable de Palma de forma exponencial, multiplicándose por siete. Se estima que esto podría facilitar la edificación de aproximadamente 135.000 nuevas viviendas, afectando a múltiples barrios y polígonos industriales de la ciudad.
De acuerdo a las declaraciones de MÉS per Palma, este crecimiento no solo generaría un lucro significativo—superando los 6.000 millones de euros—para los desarrolladores inmobiliarios, sino que también podría llevar a Palma al borde del colapso. La portavoz Truyol no dudó en calificar esta operación como “la más especulativa que la ciudad haya enfrentado”, advirtiendo que la metrópoli no tiene la capacidad de resistir tales incrementos en la población.
Truyol defendió que las áreas de transición, que suman más de 1.700 hectáreas—una extensión similar a más de 2.400 campos de fútbol—deberían ser contempladas para un desarrollo urbano a largo plazo, sugiriendo que cualquier cambio en su uso necesitaría una justificación sólida. No obstante, criticó que el PP busca urbanizar estas zonas de forma acelerada, lo que podría comprometer el equilibrio territorial y medioambiental de Palma.
Según Truyol, esta estrategia parece beneficiar a un pequeño grupo de empresarios inmobiliarios a expensas de las familias locales, que luchan por encontrar viviendas asequibles. “Esta decisión acerca del crecimiento de nuestra ciudad no puede estar dominada por los intereses de unos pocos”, aseveró.
Las proyecciones de crecimiento poblacional alarman a muchos, ya que, de materializarse, implicarían una presión insostenible sobre los recursos de Palma. Los problemas con el suministro de agua, la congestión de tráfico y la falta de infraestructura educativa y sanitaria se tornarían más evidentes, advirtió la portavoz.
Al abordar el futuro de Palma, MÉS per Palma condenó la masificación del cemento y exigió mantener las áreas de transición en su estado rústico, pidiendo, en cambio, la implementación de políticas que prioricen la construcción de viviendas sociales asequibles. Su visión para la ciudad es que esta mantenga un equilibrio entre desarrollo y calidad de vida, conservando espacios verdes y accesibilidad para todos sus habitantes.
“Lo que Palma necesita son límites y justicia social, no más cemento”, finalizó Truyol, recordando que el tiempo para tomar decisiones cruciales sobre el desarrollo urbano se está agotando.
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